Evolucionas, progresas, cometes errores, te proteges y sientas las bases de una nueva época de evolución y así cíclicamente.
Las personas tenemos la necesidad de protegernos para poder progresar.
Así la Asamblea General de Naciones Unidas, después de la Segunda Guerra Mundial, consensúa la Declaración Universal de los Derechos Humanos para reconocer, entre otros, los derechos:
– a la seguridad personal.
– a la protección contra las enfermedades, los accidentes o la pérdida de los medios de subsistencia.
– a la posesión y protección del patrimonio propio.
– a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias independientes de la voluntad.
La humanidad siempre busca la protección del momento presente como base para poder progresar.
En la actualidad existe una desigualdad abismal de fuerza entre las multinacionales que dominan el mundo de los negocios y los ciudadanos.
Los ciudadanos nos sentimos pequeños y perdemos la confianza ante la magnitud de las compañías que dominan el mercado.
Vamos hacia un mundo con pobres extremos y personas muy ricas.
¿Cómo puedes tener la seguridad de que ninguna persona ajena interfiere en tus derechos humanos de protección?
¿Quién te garantiza tu protección para continuar progresando en el futuro?
La realidad es que vamos hacia un mundo sin protección, sin prosperidad ni crecimiento económico.
Un mundo incierto que propicia vivir de una forma insegura, donde el más mínimo error supone un desastre para ti, tu familia o tu empresa.
En una situación así, solo los muy ricos pueden permitirse tomar riesgos.
El mercado actual te da mil opciones distintas donde elegir, lo que dificulta descubrir cuál es tu mejor alternativa.
– Confías en la buena voluntad de las personas que te atienden.
– Firmas sin leer documentos y contratos.
– Las entidades bancarias te obligan a contratar con ellos.
– Desconoces si lo que te han vendido es realmente lo que necesitas.
– No cobras lo que reclamas.
– No sabes a quién acudir.
– Hablas con centralitas automáticas robotizadas.
– Te sientes solo y desatendido.
Cuando en realidad lo que buscas son personas que te atiendan, te entiendan y te ayuden a solucionar problemas.
Buscas la protección de lo que más quieres: tú mismo, tus seres queridos y tus pertencias.
Protegerte para tomar nuevas iniciativas, emprender nuevos proyectos, arriesgar con la tranquilidad de que todo está controlado para no perder lo que has conseguido.
Buscas relaciones personales con seguridad y confianza, para sentirte acompañado y comprendido.
La protección es un elemento clave de la libertad, de la igualdad social y de la confianza entre las personas.